Referéndum en Escocia: peleando por los últimos indecisos

En Europa no existe diario que no tenga al referéndum escocés en algún lugar de su portada. El 18 de septiembre, día en que los escoceses responderán a la pregunta “¿Debería Escocia ser un país independiente?”, será trascendental para todos los europeos. En este momento son tan cercanos los porcentajes de intención de voto qué es difícil hacer predicciones, pero no sería sorprendente un triunfo del SÍ si se mantiene la actual tendencia en alza, aunque sea por una diferencia pequeña. En este post analizaremos la situación actual de la intención de voto y los puntos principales de las campañas.

Los equipos YES Scotland y Better Together están haciendo todo lo posible para convencer a los últimos indecisos de apoyar su propuesta. Los nacionalistas escoceses tienen varios ejes principales en su campaña además del sentimental: la protección de beneficios sociales que en manos Tory y en plena recesión podrían perderse o privatizarse (universidad gratuita, sistema de salud público, ayudas a familias, pensiones y un salario mínimo adaptado al costo de vida real), la promesa de una representación parlamentaria de peso para los escoceses y una presencia en el mundo inspirada en los vecinos países nórdicos. La campaña se ha ido puliendo desde un primer debate mal preparado hasta el programa punto por punto que han presentado luego, por lo que es comprensible que haya conversos de última hora. El trabajo de militantes a nivel local y barrial ha tenido su importancia también, planteando una campaña más personalizada que sus contrincantes. 

Los integristas están quemando sus últimos cartuchos. Hoy se han movilizado hacia Escocia el primer ministro David Cameron, el viceprimer ministro y líder Lib-Dem Nick Clegg y el líder de la oposición Ed Miliband con el objetivo de reforzar la campaña a una semana y poquito de la votación. Su viaje se puede considerar una acción desesperada, por haber dejado crecer el SÍ indiscriminadamente y no haber sido capaces de ver las necesidades reales detrás de la búsqueda de independencia. Para paliar estos errores se han concentrado en temas que no preocupan lo suficiente a los votantes como para hacerles cambiar su opinión: la negación a formar una unión monetaria post-independencia, la subida de precios y el énfasis en los costos que tendrá la independencia, la pérdida de recursos en defensa, salud o investigación y la pertenencia a la Unión Europea. Estos temas son preocupaciones válidas para los votantes, pero a esta altura han sido aceptados por la mayoría de los convencidos como sacrificios temporales que deberán realizar.

En realidad, como demuestran las encuestas, una buena parte de los votantes preferiría que el Parlamento escocés tuvieran más poderes y seguir unidos, en lugar de una independencia total. Esta opción sería también la menos costosa. Sin embargo, ninguno de los líderes ingleses está dispuesto a conceder o prometer mayores poderes en caso de que gane el NO. Han propuesto este juego de suma-cero con el objetivo claro de que existan solo dos opciones: o se van o queda todo igual. Ahora están pagando su inflexibilidad, al forzar a más indecisos a elegir un SÍ que no planeaban desde un principio en lugar de permitir un voto de múltiples opciones. De lo que el año pasado parecía un NO seguro se ha pasado a una incertidumbre que solo se calmará en las urnas. 

Por Candela Farroni. Foto: www.competitionpolicyinternational.com

Ed Miliband and Nick Clegg